No todas las cesáreas son programadas. Existe un porcentaje de casos en los que la mujer embarazada inicia el proceso de parto y en el momento de la dilatación surge la necesidad de optar por un cesárea.
Los motivos son variados, como sucede con las cesáreas programadas con antelación.
Veamos los casos más habituales de cesáreas urgentes:
Desprendimiento de la placenta: una parte de la placenta se suelta antes o durante el trabajo de parto. Ello causa un intenso dolor abdominal y una hemorragia.
Pérdida de bienestar fetal: durante la dilatación el bebé empieza a mostrar un severo malestar.
Prolapso del cordón umbilical: el cordón aparece en la vagina antes que aparezca el bebé y la cabeza lo presiona de tal manera que dificulta la circulación sanguínea y la llegada de oxígeno al bebé.
Parto prematuro: si se inicia el parto entre la semana 26 y 30 del embarazo, el escaso peso del bebé lo hará demasiado vulnerable al trabajo de un parto normal.
Eclampsia: cuando la función renal de la embarazada se altera, la tensión arterial sube.
Falta de dilatación total: después de 12 horas administrando a la madre oxitocina, el parto se estanca. En estos casos, el estrés suele ser el causante del problema, por lo que una buena preparación al parto a partir de técnicas de relajación y respiración pueden convertirse en una prevención muy valiosa.
