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Las primeras horas tras el parto: Que no te molesten

El contacto ininterrumpido y piel con piel entre la mamá y el bebé, al menos durante las dos primeras horas tras el parto, son cruciales para ambos. Tanto a nivel físico como emocional, la mamá y el bebé se van a beneficiar de ese contacto íntimo y único, de esa primera mirada, de esa primera vez de estar juntos.

¿Por qué son tan importantes las primeras horas tras el parto?

El que, la mamá y el bebé, se conozcan y se relacionen a su ritmo, sin interrupciones ni intervenciones de ningún tipo, se toquen, se besen, se huelan y se saboreen, es una experiencia de vital importancia para múltiples procesos, fenómenos de una intensidad incomparable con cualquier otro momento de nuestra vida.

En primer lugar, la subida del calostro y, poco después, de la leche materna y el consiguiente establecimiento de la lactancia materna, suele ser mucho más sencillo en estas condiciones. Además, el hecho de que el bebé esté mamando también va a ayudar al alumbramiento de la placenta y a la recuperación y contracción del útero.

Por otro lado, la intimidad y el contacto piel con piel ininterrumpido van a propiciar que la impronta entre la mamá y el bebé se produzca. La impronta es la responsable, en todos los mamíferos, incluidos nosotros, los humanos, de que la mamá y el bebé se reconozcan, de que el bebé llore al alejarse su madre, de que se sienta seguro en sus brazos y de que la mamá le cuide y le quiera cuidar, segregue leche al escucharle y no esté tranquila al perderle de vista.

Pero a su vez, estos procesos físicos y hormonales favorecidos por el contacto piel con piel, van a propiciar algo muchísimo más importante: el establecimiento del vínculo afectivo entre la madre y su cría… entre la mamá y el bebé. La impronta, la lactancia, el contacto son el origen y a su vez se alimentarán, de esa vinculación. Una historia de amor está empezando y esas primeras horas son cruciales.