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PARTO EN HOSPITAL: Todo lo que necesitas Saber

Una embarazada que ha decidido que su parto se lleve a cabo en un hospital debe estar informada previamente de lo que se puede encontrar ese ansiado día.

Es importante que antes de llegar este día, la embarazada se informe de cómo se produce el ingreso en el hospital, ya que cada centro tiene sus normas. De cualquier modo, no disponer de esta información no será ningún problema para que atiendan a la embarazada debidamente. Ahora bien, por tranquilidad, es mejor saber a qué planta o mostrador acudir, sin olvidar llevar toda la documentación necesaria para evitar que este proceso se alargue demasiado.

Una vez en la planta de maternidad, una comadrona realiza una serie de preguntas a la embarazada respecto a las contracciones, las molestias y todos los síntomas de los últimos días. Además, se le pregunta a la embarazada si ha roto aguas y qué ha sido lo último que ha comido y cuándo. A continuación, se le realiza un tacto vaginal a la embarazada para valorar el grado de dilatación y la posición del bebé. En función de lo que la comadrona estime oportuno, se procederá a tramitar el ingreso en el hospital. Si las contracciones y la dilatación indican que el parto es inminente, la embarazada y su acompañante serán llevados a la sala de dilatación o a una habitación.

Es importante no olvidar entregar la historia clínica del embarazo (donde figura información sobre el desarrollo del bebé, las pruebas realizadas, si la embarazada sufre alguna patología…), el informe del anestesista y el Plan de Parto (si se dispone de este documento en el que la embarazada habrá dejado constancia de todas sus peticiones para que el parto se lleve a cabo, en la medida de lo posible, según sus deseos).

Según el caso, puede ser que, previamente, lleven a la embarazada a una sala de control, en la que se comprueba el estado del cuello uterino, se valora el ritmo cardiaco del feto con tal de monitorizar las contracciones durante determinado espacio de tiempo. De este modo, se determinará si la embarazada se encuentra en la etapa activa de dilatación. En caso de que la embarazada desee tener al lado a su acompañante durante este periodo, conviene que se lo haga saber al equipo médico que la atiende que, con total seguridad, se mostrará flexible ante este tipo de peticiones.

Dependiendo del hospital, la comadrona y una enfermera, si es preciso, le recogerán una muestra de orina a la embarazada. Además, le comprobarán el pulso, la presión sanguínea, la respiración y la temperatura. También se examinará si la embarazada tiene pérdidas de líquido amniótico o pérdidas de sangre, y, además, se escuchará el latido del bebé con un Doppler o conectará a la embarazada a un monitor fetal. Tampoco sería extraño que la comadrona evaluará el estado del bebé y su posición. Sólo en los embarazos complicados o cuando se prevén problemas en el parto, la presencia del ginecólogo será necesaria.

Una vez en la habitación, comienza la verdadera preparación del parto, en función del Plan de Parto de la embarazada o de los protocolos propios de cada hospital. En la mayoría de centros, se empieza por la limpieza y el rasurado de la zona genital, la colocación de un enema y, si es preciso, la administración de suero para evitar la deshidratación de la embarazada y la oxitocina para regular las contracciones.

Hace pocos años en España estas prácticas se realizaban por rutina. Hoy en día, gracias a un cambio de mentalidad entre los profesionales de la medicina y el apoyo que, en su momento, se recibió por parte del Ministerio de Sanidad con la «Estrategia de atención al parto normal«, toda embarazada tiene la posibilidad de rechazar algunas de estas prácticas, siempre y cuando el desarrollo del parto sea normal.